Descubren que la corteza cerebral puede tener un papel clave en la necesidad de dormir y la regulación de las horas de sueño.
El sueño libera el hipocampo para poder almacenar nuevos recuerdos
El sueño ayuda a consolidar los recuerdos, ya que dormir tras haber memorizado algo permite liberar el hipocampo de esa información –que se almacena en el neocórtex– dejando espacio para recibir nuevos datos.
¿Por qué necesitamos dormir? La ciencia propone una nueva respuesta
Investigadores norteamericanos responen a esta antigua pregunta al mostrar que durante las horas de vigilia se altera progresivamente el estado óptimo del cerebro y que el propósito del sueño sería restaurarlo para que vuelva a alcanzar sus máximas capacidades.
Dormir facilita el acceso a los recuerdos
Un estudio revela que dormir permite fijar los recuerdos en la memoria y además contribuye a que sean más accesibles, y que tras una noche de sueño se pueden recordar palabras que parecían olvidadas.
El uso interactivo de pantallas reduce el tiempo de sueño en niños
El uso de pantallas para interactuar como enviar mensajes de texto o jugar a videojuegos antes de acostarse puede aumentar hasta 30 minutos el tiempo necesario para conciliar el sueño y reducir su duración en niños y adolescentes.
Dormir poco altera el cerebro y genera lapsus mentales
La falta de sueño ralentiza la actividad de las neuronas cerebrales causando un efecto similar al del abuso de alcohol, y provoca lapsus que alteran la memoria y la percepción del entorno y aumentan el riesgo de accidentes.
La actividad cerebral intensa diurna aumenta la necesidad de sueño
Mantener una actividad cerebral intensa durante el día, independientemente del tiempo que se permanezca despierto, parece incrementar la necesidad de dormir, según un estudio realizado con peces cebra.
Dormir la siesta mejora la memoria emocional en niños pequeños
Combinar la siesta junto con un buen sueño nocturno demuestra ser beneficioso para mejorar el procesamiento emocional de los niños de entre tres y cinco años de edad, según un estudio.
La ciencia de la siesta: identifican genes que regulan su frecuencia
Los genes influyen en la tendencia a dormir la siesta y la frecuencia con la que se hace, según un estudio.